lunes, 7 de enero de 2013

De hobbys, y dudas sobre el estilo de vida geek

Llevo tiempo queriendo escribir una entrada sobre el jugador competitivo. Le he dado vueltas de muchas maneras: a enfocarlo en el tiempo que se le dedica al entretenimiento del videojuego según el perfil, a cómo se lo toma cada tipo de jugador, al target de audiencia de cada tipo de juego y cómo se construyen en base a ellos... y me he dado cuenta de que eso ya lo hago en mis numerosas colaboraciones con Machacándonos el Joystick cada vez que analizo un juego o comento algún aspecto de diseño.

Dado que todos esos son temas que se podrían desarrollar independientemente, lo dejaré para cuando esté más creativo, porque, no sé si lo habréis notado, pero llevo semanas sin actualizar el blog. Así que, de momento, lo dejo en una reflexión que me ha surgido a raíz de una partida al Smash Bros Brawl con mi hermano no hace mucho.

El cabronazo me ha cascado un PERFECT. Y de los humillantes, de los de "por dios, espero poder matarle al menos UNA vez" y tenerlo con 188% de daño luchando con uñas y dientes, no por ganarme, sino por destrozarme totalmente. Y lo consiguió, en un épico Ike (yo) contra Link (él) hace un par de días.

Esto no debería ir más allá de un momento de epicidad imbuída que todos hemos tenido alguna vez, de estas que te da un ataque de "FUCK YEAH" y consigues una hazaña. Pero es que desde hace tiempo se ha convertido en una constante. Recuerdo cuando le enseñé a jugar, allá por la época del primer Smash en N64. Siempre se le han dado bien los videojuegos (bueno, aprende rápido, en general, no sólo con los juegos), pero bueno, al inicio estábamos igualados en nivel, con partidas apuradísimas, ganando en las últimas. Luego comenzó a sacarme una o dos vidas de ventaja por partida, pero aún lograba mantenerle de cuando en cuando, y hemos ido a algunos torneos como el que organizó LOL ORLY team y Akibakei en Córdoba en 2009, donde nos medíamos de tú a tú. De hecho, el único que logró ganarme en las eliminatorias fue ÉL, y no es por darme aires ni por quitarle mérito al resto de mis oponentes.

Con el tiempo, pasó a ganarme todas las partidas con dos o tres vidas de sobra. Luego me conformaba con matarle un par de veces. Y más adelante en el tiempo aún, ya me conformaba con que no me metiese un perfect, con matarle aunque sólo fuese una vida por la "honrilla". Y finalmente llegó el día.

GAME SET. PERFECT.

02-01-2013- Ese fue el día en que morí como jugador competitivo.

Años de práctica, de disfrutar aprendiendo técnicas nuevas, de forear comentando los nuevos combos que iban saliendo, de ir a torneíllos locales y algunos en eventos de cómics y manga en Sevilla, Granada y mi propia Córdoba natal (y quedar bien en casi todos, y hasta ganar uno), de disfrutar con el juego competitivo de verdad, sin ítems y 1 vs 1 aprovechando toda técnica a tu alcance (no como los mariconazos de Smashboards y derivados que banean todo lo que no sea Destino Final para favorecer sólo a Fox y cía). Años de diversión que se van por el retrete. No tiene sentido seguir en el juego competitivo si me han metido un perfect. No puedo llamarme a mí mismo "buen jugador de Smash" y vivir con ese perfect tan hiriente.

 Logro desbloqueado: destrozar moralmente a tu rival





Me siento como el puto Salieri, viviendo atrapado con el Mozart de mi hermano dejándome en la sombra siempre. Es que no es sólo el Smash, sino TODO. Un ejemplo sin estirar más el tocho: el Mario Power Tennis. Lo tengo desde que salió, y le habré ganado como 7 veces en todos estos años, hablando siempre del 1 contra 1 sin añadidos, o sea, excluyendo partidos a dobles donde cuento con ayuda ajena, partidos de pachangueo con súper trallazos y cajas de ítems, y demás parafernalia.

Teh epicness match



Y ahora, dramatismos gratuitos aparte, tengo que reconocer que tooooodo esto sería fácilmente ignorable con la típica frase "es sólo un juego", pero me lleva a la reflexión que mencioné al inicio de la entrada (sí, tanto tocho para ahora formular una pregunta): ¿cómo enfocáis vosotros la afición a los videojuegos? O ya puestos, vuestras aficiones en general.

Exageraciones cómicas sobre partidas al smash aparte, seguro que por presión social, reflexiones en el váter, o simples ganas de darle vueltas a la cabeza tras perder contra vuestro hermanito el viciado, os habréis preguntado algunas veces si todo el tiempo que le empleáis a vuestra afición (sea la que sea, videojuegos, literatura, maquetas, o punto de cruz) no se lo podríais haber dedicado a alguna otra cosa """más productiva""". Es más ¿os veríais capaces?

Esta duda me ha pasado muchas veces por la cabeza pero reconozco que me veo incapaz de salir de mi zona de comfort en lo que a tiempo libre respecta, pues no sabría con qué llenar las horas, no ya de juego en sí, sino de cultura geek en general: ¿cómo mierda me voy a poner a ver Sálvame y demás caca televisiva pudiendo acceder a contenidos en la web mucho mejores? ¿Con qué lleno yo las horas de diversión que me proporcionan Viruete.com o Cinemassacre? ¿Cómo ponerme a hablar ahora del tiempo, el fútbol (refiriéndome a conversaciones de bar casuals, no a futboleros que sigan la afición) o de periódicos (refiriéndome a hablar tomándomelos en serio y no descojonándome)?

En fin, ¿Cómo lo véis? ¿Os cambiaríais para ser más "mainstream"? ¿Seríais más felices si vuestra afición hubiese sido, qué se yo, las matemáticas avanzadas o algo de lo que hacer carrera? Maldita mente humana y su propensión a dejarse llevar por colores y soniditos.

1 comentario:

  1. Ssssiiiiiiiiiii, pierde Easmo ¡PIERDE!
    Tu hermano juega mejor, es superior genéticamente en el ámbito videojueguil y no hay nada que puedas hacer contra sus capacidades sobre-humanas, salvo esperar a que esté viejo y debil para derrotarle.

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